Día 5: 23 noviembre 2018
Si dejamos inmóvil un “cacharro” de agua durante mucho tiempo, esta agua estancada acogerá a múltiples microorganismos dañinos que le cambiarán el color y el olor a algo desagradable. Sin embargo, cuando el agua fluye, sin ningún tipo de aditivo, “es preciosa en su candor, útil, casta y humilde”; tal como indica el Cántico de la Criaturas del santo de Asís.
Si queremos que nuestra vida apostólica se desarrolle equilibradamente, en todas las diferentes etapas de nuestro servicio misionero, es necesario dejar que el agua fluya por nuestro interior para que las semillas que están dentro vayan germinando y dando buen fruto. Este es el cuidado importante de nuestra vocación a lo largo de todo nuestro peregrinar vital para, de este modo, transmitir un nuevo “cultivo (cultura) vocacional” entre aquellos que nos ven trabajar y quieren conocernos.
Esta es la idea que ha querido transmitir el P. Robert Maloney, CM en la ponencia de hoy. Son conocidas, por todos nosotros, sus habilidades vicencianistas, y, en este día, hemos tenido el privilegio de escucharle y de compartir nuestras inquietudes en torno a la relación existente entre la formación permanente y la promoción de la cultura vocacional vicentina; mostrando la gran interrelación existente entre ambas y la preocupación de no verlas como compartimentos estancos e aislados sino como complementarios y conjuntos. Desde ahí, se han presentado varias estrategias y herramientas para renovar nuestras comunidades hacia una perspectiva vocacional desde la gran riqueza que comporta ser una comunidad eclesial “antigua” en años.
Hemos tenido la suerte de recibir agradable sorpresa de la visita de nuestro cohermano Pedro Opeka, CM, el cual está realizado, junto con su comunidad provincial, un suntuoso proyecto de promoción de los pobres en Akamasoa, Madagascar que cumplirá, en 2019, treinta años de andadura. Además, la misa de esta tarde ha sido presidida por el Card. Franc Rodé, CM.
Es necesario destacar que cada día va siendo menos obstáculo comunicativo la limitación lingüística entre los asistentes a este encuentro. En el ambiente se va creando una verdadera confraternidad internacional donde, por medio de nuestro humilde manejo del inglés o el francés, e incluso del portugués y el italiano, nos esforzamos por conocer las realidades provinciales de otros lugares del mundo. Realmente es muy enriquecedor e interesante el gran trabajo misionero que se realiza en todo el mundo y la alegría misionera que nos anima, nos esperanza y nos edifica.
Gracias a todos los que están haciendo posible que estemos aquí y al Espíritu Santo que nos une en comunidad misionera “a manera de amigos que se quieren bien en el Señor”.
Seguimos en permanente formación, mejor dicho, en continua comunicación.
José Luis Cañavate Martínez, CM
Provincia de Zaragoza