Los semestres que enseño Doctrina Social Católica, a mis alumnos puede costarles no solo memorizar los títulos en latín de las encíclicas papales, sino también sus fechas y los asuntos de los que tratan. Siempre les animo a acercarse a estos textos de gran inspiración como una apreciación a cómo la Doctrina Social Católica aborda los asuntos sociales, políticos y económicos contemporáneos. Si uno conoce su propia historia, puede comprender lo que la Iglesia está tratando. Es un asunto de contexto y contenido.
Austen Ivereigh, el biógrafo del Papa Francisco, ha sugerido certeramente que Fratelli Tutti debe leerse como la trilogía de encíclicas del Papa Benedicto sobre la fe, la esperanza y el amor. Para Francisco, dice Ivereigh, Fratelli Tutti es el final de su propia trilogía. Evangelii Gaudium se centra en cómo vivimos en relación con Dios. Laudato Si’ investiga nuestra relación con el ecosistema global. Fratelli Tutti examina nuestro compromiso de solidaridad global, particularmente con los más marginados y aquellas personas que están en las periferias de la sociedad.
Si bien es cierto que aprecio el enfoque de Ivereigh, creo que hay un contexto más inmanente. Es la salud y el bienestar de la aldea global desde el inicio del 2020 y cómo el Papa ha entendido las indicaciones de Dios durante este tiempo.
En la tarde del 27 de marzo de 2020, muchos de los miembros de mi comunidad local aquí, en la Universidad St. John’s, nos reunimos para ver la oración Urbi et Orbi del Papa Francisco desde una oscura y vacía plaza de San Pedro en el Vaticano. Ninguno de nosotros dijo una sola palabra durante ese tiempo; fue una celebración profundamente atenazador. Las palabras del Papa eran nuestros sentimientos, y sus movimientos, incluida la bendición del mundo con el Santísimo Sacramento, eran nuestra esperanza. En su homilía, el Papa Francisco usó el pasaje de Marcos en que el Señor calma la tempestad (4,35-41) para referirse a la posición de la aldea global. El mundo estaba abrumado por una crisis biológica. Un virus mortal había tomado posesión de nuestras rutinas diarias, y no parecía que hubiera un final cercano. La pandemia nos hizo a muchos de nosotros sentir vulnerables y, a otros, les llevó a la desesperación. El santo padre estaba llamando a dios para que caminara con la comunidad humana durante esta horrible y terriblemente agotadora pandemia. El santo padre llamó a Dios a que renovara la fe de la humanidad en la divina presencia de Dios entre nosotros para que, como los apóstoles habían gritado “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?”
Al final de las palabras del Papa, nos animó con fe: «“No tengáis miedo” (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7).» Siendo un mensaje que nos da alivio, la sección central del mensaje del santo padre no debe perderse de vista, ya que sirve como preludio a Fratelli Tutti. Trata sobre las razones por las que podríamos tener miedo o flaquear en nuestra fe. El Papa Francisco vuelve a un tema fundacional de su pontificado, y que ha expresado en otras encíclicas como Evangelii Gaudium y Laudato Si’: la auto referencialidad. Sin Dios, todo es sobre el yo. Cuando se refiere a realidades existenciales dolorosas como la Covid-19, donde no tengo el poder de alterar lo que tengo de frente, la desesperación puede aplastarme. El Papa Francisco invitó a la comunidad entonces, como lo hace ahora en Fratelli Tutti, a una “Cuaresma” de conversión, haciéndose eco de las palabras del profeta Joel: “volved a mí de todo corazón” (2,12). Las palabras del santo padre fueron impactantes, ya que son evidencia de que el ánimo y el crecimiento de la fe entre la gente ocurre incluso cuando las iglesias están cerradas y el culto se ha movido al ámbito online. La Pew Foundation ha reportado que, recientemente, un 24% de las personas encuestadas ha dicho que su fe se ha vuelto más fuerte durante este tiempo horrible. Solo un 2% ha reportado que su fe se haya debilitado, mientras que un 47% ha dicho que su fe no ha cambiado demasiado. Más recientemente, la Fundación distribuyó otros resultados que indicaban que un número significativo de estadounidenses (86%) ve que hay lecciones que deben ser aprendidas con esta pandemia. El 35% cree que estas lecciones son incitaciones de Dios a hacer arreglos y reestructurarnos hacia un futuro más esperanzador e inclusivo. Estos nuevos resultados se hacían eco de las apropiadas observaciones del Papa Francisco sobre que la crisis del coronavirus era un momento decisivo de la comunidad global para que reconstruyera sus relaciones con Dios. La crisis global de salud es “un tiempo para elegir que es importante y qué pasajero, un tiempo para separar lo que es necesario de lo que no lo es”.
Este tiempo es, o incluso mejor, puede ser, el momento de restauración del lugar de Dios en nuestras vidas, relaciones y creaciones. Incluso con el aplastante estrés que experimentamos en estos tiempos de confinamiento, seguridad e incerteza, estos días pueden servir como una oportunidad apropiada para arreglar nuestras consideraciones hacia las relaciones “que importan”. A la luz de nuestra crisis de salud global, la promulgación de la Fratelli Tutti del Papa Francisco tiene un inmenso sentido. Ahora todo es cuestión de investigar las palabras del santo padre y responder adecuadamente a ellas.
Patrick Flanagan, CM.
Departamento de Teología y Estudios Eclesiásticos
St Jonh’s College of Liberal Arts & Sciences.
Photo Servizio Fotografico-Vatican Media
(cfr. Legge CXXXII in data 1°settembre2017sulla protezione del diritto di autore sulle opere dell’ingegno e dei diritti connessi”, artt. 3§2 e 3§3);