Misioneros y seminaritas Ruanda-Bururundi enero/2020

Nuestra presencia en Ruanda está ligada íntimamente a un hecho histórico: el genocidio contra los Tutsis y la guerra que sufrió Ruanda entre 1990 y 1998. El caos en el país era muy grande; muchos sacerdotes y obispos habían sido asesinados, la gran mayoría había huido. Vinimos a Ruanda respondiendo al llamado hecho por la diócesis de Ruhengeri al Superior General. Las dificultades de aquel momento interrumpieron la comunicación y al final fueron las Hijas de la Caridad de la entonces Región Ruanda-Burundi quienes insistieron en nuestra presencia en esta región y de este modo se materializó nuestra llegada de manera muy modesta, un solo misionero, el 7 de diciembre de 1998.

El año siguiente fue enviado otro misionero y de este modo comenzó nuestra presencia también en Burundi, en el mes de mayo de 1999. En el mes de octubre del mismo año ya éramos dos misioneros en Burundi y dos en Ruanda. Poco a poco vinieron otros misioneros de Colombia y nuestra presencia se fue solidificando.

En el mes de junio del año 2002 tuvimos la visita canónica del vicario general, P. José Ignacio de Mendoza, CM y de un consejero de la Provincia de Colombia, P. Guillermo Campuzano, CM. En esta ocasión se vio clara la conveniencia de hacer dos peticiones a nuestra Provincia de Colombia y al Consejo General: poder iniciar la formación de los nuestros en esta región y solicitar la creación de la “Región Ruanda-Burundi”. Las dos peticiones fueron bien acogidas y se hicieron efectivas el mismo año.

Aunque no vinimos a “reclutar vocaciones”, el hecho fue que desde muy pronto comenzamos a encontrar jóvenes que deseaban formar parte de nuestra Congregación. En efecto, el primero ya fue recibido a comienzos del 2001 y fue destinado a realizar sus estudios en Colombia en enero del 2002. El Propedéutico fue aprobado e inició el 27 de septiembre del 2002 con doce candidatos en Ruanda.

Actualmente somos 18 misioneros, 16 sacerdotes y dos hermanos procedentes de Ruanda, Burundi, RDCongo y Colombia (15 Cohermanos autóctonos y tres colombianos). En la formación tenemos cuatro estudiantes de teología, 4 en año de experiencia, 14 en filosofía, 15 en Propedéutico y 50 en seguimiento vocacional.
Nuestras tareas pastorales tienen que ver con: cuatro parroquias misioneras (en donde trabajan ocho), la formación de los nuestros (cinco), acompañamiento a las Hijas de la Caridad (uno), ayuda a la formación de los candidatos a dos nuevas comunidades autóctonas (uno), servicio pastoral a los de refugiados burundeses en Ruanda (uno), en estudios de especialización (dos). De estos, dos se preparan para partir a la nueva misión en República Centroafricana.

En las parroquias que están a nuestra responsabilidad procuramos seguir las indicaciones pastorales de las diócesis en donde trabajamos y además procuramos tener la misión popular como parte de nuestro aporte vicentino. Estamos cerca de los laicos a quienes damos mucha importancia en su trabajo como catequistas y en los distintos ministerios que realizan en las Comunidades Eclesiales de Base y procuramos darles una formación continua.

Hay conciencia de nuestra responsabilidad de crear y enriquecer la “cultura vocacional”. En cada parroquia existe el grupo vocacional. A nivel de la Región la Pastoral vocacional está organizada y acaba de actualizar su proyecto por tres años 2020-2023. Hay un ambiente vocacional bastante fecundo en estos países. Por supuesto que, como casi en todo lugar, está el desafío de discernir las verdaderas intenciones vocacionales. Tenemos el proyecto de la construcción de la casa de formación en Ruanda, gracias al apoyo efectivo del Superior General y de la VSO.

A nivel de la Familia Vicentina hay una buena relación y comunicación. Hay encuentros permanentes de los responsables de cada rama y con ocasión de la fiesta de santa Luisa y de san Vicente realizamos encuentros sea a nivel nacional o por zonas geográficas. Como Familia Vicentina recibimos la formación para el Cambio Sistémico y estamos realizando una obra en conjunto, con el aporte de las distintas ramas de la FAMVIN en Ruanda.

Las necesidades a nivel espiritual y material son muchas. Nos sentimos en un lugar plenamente en relación con nuestro carisma. La herencia pastoral que nos han dejado los “Misioneros de África” es muy rica y estimulante para el trabajo de evangelización. Como Región tenemos el reto de la fundación de una nueva casa de misión en República Centroafricana, en donde trabaja hasta ahora la Viceprovincia de Camerún.

Contamos con su apoyo en la oración y como el Papa Francisco, también les pedimos que oren por nosotros, por nuestras vocaciones y para que seamos responsables del tesoro de nuestro carisma en estas tierras de misión.

Fraternalmente,
P. Juan Ávila, CM, misionero en esta Región desde sus comienzos y
P. Néstor Gómez, CM, Superior Regional.