Misiones populares vicentinas en Camerún

Diócesis de Bafoussam – Parroquia de San Bonifacio de Kyenengo

 

Tras varios años de interrupción, la Viceprovincia de Camerún renovó, del 1 al 7 de febrero de 2021, las Misiones Populares en una Parroquia animada por los cohermanos, en las afueras de la ciudad y la Diócesis de Bafoussam. En el plano sociológico, económico y religioso, las poblaciones son principalmente de religiones tradicionales, protestantes y católicas. Las actividades que generan ingresos y para la subsistencia familiar son principalmente el pequeño comercio y el campo. Muy pocas personas pertenecen a la clase media. Hay pensionistas y estudiantes de primaria y secundaria. En consecuencia, los jóvenes que cursan estudios universitarios o de formación profesional post-bachillerato son casi inexistentes.

Varias ramas de la Familia Vicentina han participado en esta experiencia humana, eclesial, espiritual, social y vicentina: los Seminaristas del 3er año de Filosofía del Escolasticado de San Vicente de Paúl, los Sacerdotes Lazaristas, un Sacerdote Diocesano, las Hijas de la Caridad, las Juventudes Marianas Vicentinas, el Círculo de Amigos de San Vicente de Paúl, los Cristianos de la Parroquia, los jóvenes, los Adolescentes como los Adultos, muchos otros voluntarios y amigos de la Congregación que trabajan en los hospitales y en las ONG.  Con el tema tomado de Jn 8,36: “Si es el Hijo quien os libera, seréis verdaderamente hombres libres”, durante una semana llevamos a los participantes a echar un vistazo lúcido a las cadenas de la servidumbre en sus vidas y en la sociedad, a partir de su fe y su razón, en una perspectiva de salvación del alma y del cuerpo.

Tres puntos altos estructuraron esta misión popular: En primer lugar, la preparación con el párroco, los Consejos de Pastoral y de Asuntos Económicos, los conferencias y la sensibilización desde las Comunidades Eclesiales Vivas para explicar, gracias a los encuentros presenciales y a los folletos, la Misión Popular y sus apuestas, para movilizar a las personas para que se conviertan en verdaderos actores y colaboradores durante esta Misión; luego la ejecución con la puesta en marcha del programa de las Misiones Populares según el plan preestablecido manteniendo una cierta flexibilidad, especialmente en lo que se refiere a los horarios; finalmente la Evaluación y Relectura para captar la presencia de Dios actuando durante esta Misión Popular, compartir las experiencias vividas, identificar los éxitos y fracasos, prever el futuro para perdurar y ser más fecundos.

Respondiendo día tras día a la pregunta: “¿De qué quieres liberarte?” cada uno fue invitado a entrar en un proceso personal de encuentro liberador con Cristo Crucificado y Resucitado a través de la Confesión y la Escucha, los paseos misioneros o las visitas sistemáticas a todas las casas del territorio de la Parroquia, las Conferencias a partir de los problemas y las preguntas de los feligreses, y catequesis basadas en textos bíblicos, escenificadas por los seminaristas y los jóvenes de la Parroquia, eucaristías, oración y taller de confección de rosarios, alabanza y adoración, asesoramiento médico y dietético, exámenes, pruebas de detección y consultas médicas (hipertensión arterial, VIH-SIDA, hepatitis B y C, atención bucodental y oftalmológica, glucemia, desparasitación, etc.).

La palabra de Dios en Mateo (Mt 10,8), “Habéis recibido gratuitamente, dad gratuitamente”, se vivió plenamente durante esta Misión Popular, especialmente en el plano médico. Toda la propuesta médica, sanitaria, higiénica y dietética era gratuita. Cuando algunas personas no podían comprar en las farmacias los medicamentos que necesitaban con urgencia, se les ofrecía ayuda económica. Algunas personas también se ofrecieron a acoger a los seminaristas en sus casas de forma gratuita, ofreciéndoles el desayuno y la cena, pero también un lugar donde pernoctar durante esos 8 días para que se cumpla la Palabra de Cristo en la actividad misionera de Lc 10,8.

En un clima frío, a pie y en el polvo, los seminaristas, sacerdotes y otros voluntarios y vicentinos fueron de casa en casa llevando el mensaje de liberación que es Cristo y que Cristo trae. Algunas puertas se cerraron, al igual que otras se abrieron, y también lo hicieron los corazones con espíritu de diálogo y escucha.

Una cita especialmente apreciada fue el taller de confección del Rosario para niños de 7 a 12 años, animado por la FDLC. Con gran entusiasmo y tacto, los adolescentes, tanto chicas como chicos, aprendieron a hacer los rosarios, otros aprendieron a rezar con los rosarios, presentándolos alegremente para ser bendecidos por los sacerdotes presentes. Poco a poco, sobre todo por la tarde, algunos jóvenes se sumaron a este ejercicio que duraba desde la mañana hasta la noche.