Muchas personas nos preguntan quién es San Vicente y generalmente hablamos del santo, de fechas, de actos, incluso de frases, pero pocas veces de la persona, de quien, con su experiencia de Dios y de los pobres, nos marcó la vida y nos hizo llegar al lugar donde hoy estamos, es decir, pocas veces hablamos de “nuestro” San Vicente de aquel que nos enamoró.

Saber responder quién es Vicente para nosotros, nos ayuda a volver a nuestras fuentes, al primer amor y vivir así, de manera especial, alguna característica particular del carisma, a centrar nuestra atención en los detalles y esto hace que podamos transformar en acción ideas concretas.

Ante esta misma pregunta, mi respuesta se centra en tres ideas:

  • Un hombre creativo: Siempre me asombró la capacidad que ha tenido de poder dar una respuesta a todo, a cada necesidad de los pobres y de la Iglesia. Un hombre capaz de ver más allá a pesar de todas las dificultades sociales, económicas e incluso religiosas. Vivió la guerra, la crisis económica, la desigualdad, la explotación de las personas, la corrupción y a todo le supo encontrar una respuesta.
  • Amigo de todos: tuvo en su vida la capacidad de relacionarse con todos, desde el Rey hasta el último mendigo. Esta característica me asombra y sobre todo en este tiempo que vivimos en una sociedad que constantemente divide a uno de otros por condición social, raza, color político o nación. Vicente supo llegar a la intimidad con cada uno, supo incluso unir a unos con otros a pesar de sus diferencias porque él se había transformado en aquello que era común para todos.
  • Confiado en Dios: Nada de Vicente hubiese sido lo que fue sin esa confianza en Dios que ha tenido dentro, aun en los peores momentos de crisis de fe. Su motor era Dios. Hacía algo porque estaba convencido que Dios lo llevaba a eso, como así también sabía que, si algo no era de Dios, simplemente culminaría pronto. Y esto le otorgó una libertad absoluta porque bien sabía quién dirigía su vida y su obra.

Seguro tengo otras respuestas ante esta misma pregunta, pero esta es la mía, la más íntima, la que intento día a día vivirla y hacerla no solo palabra sino acción y estoy convencido que es la respuesta vocacional, no sólo para mí sino también para otros, para aquellos jóvenes que hoy se preguntan qué hacer de sus vidas. Para los adultos que, en ocasiones, su vida necesita algo más. Para aquellos descreídos de todo, del sistema, del hombre mismo, que buscan algo que los haga trascender. Incluso es la respuesta para los pobres.

En este día, animémonos a volver a hacernos la misma pregunta, pero sobre todo a responderla desde el interior, desde ese lugar que ya no es un simple conocimiento sino experiencia y encuentro, donde ya no importan las palabras prolijas sino las palabras sentidas.

En este día volvamos a preguntarnos… ¿Quién es San Vicente para mí?

P. Hugo Vera CM

 

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