Vivir el Evangelio mediante la acción concreta y la solidaridad comunitaria

En la solemnidad de nuestro servicio misionero, nos encontramos ante una renovada invitación del Papa Francisco, una llamada que resuena con la fuerza de un mandato evangélico: “No apartéis vuestra mirada de los pobres” (Tb 4,7). Estas palabras, tomadas del libro de Tobías, no son sólo una advertencia, sino una brújula que orienta nuestra misión hacia la esencia misma del Evangelio.

En su presentación para la VII Jornada Mundial de los Pobres, el Santo Padre nos recuerda que los pobres no son cifras en un informe anual; son rostros, historias, corazones que laten y almas que anhelan. “La Jornada Mundial de los Pobres, signo fecundo de la misericordia del Padre, llega por séptima vez para sostener el camino de nuestras comunidades”. Son nuestros hermanos y hermanas y, como tales, merecen algo más que nuestras oraciones: merecen nuestra presencia, nuestro tiempo, nuestro compartir.

Como misioneros vicencianos, estamos llamados a encarnar este mensaje, a ser testigos vivos del amor de Cristo por los pobres. Se nos invita a mirar más allá de la superficie de las necesidades materiales y a reconocer la dignidad inherente a cada persona, un eco de lo divino que no se puede ignorar.

Las propuestas pastorales esbozadas en la ayuda pastoral son un faro para nuestra acción. Son gestos sencillos pero profundamente significativos que pueden transformar la vida cotidiana en un camino de fe activa:

Oración y vigilia

La oración es la fuerza motriz de nuestro servicio. Una vigilia de oración en vísperas de la Jornada Mundial de los Pobres puede unir a los miembros de la comunidad en una intención común, reforzando nuestro compromiso con los menos afortunados.

Liturgia y testimonio

La celebración eucarística es la culminación de nuestra fe.

“¡Qué significativo sería que, en el Día de los Pobres, esta preocupación de Tobi fuera también la nuestra! Invitarnos a compartir la comida del domingo, después de compartir la Mesa Eucarística”.

Invitar a los pobres a participar activamente en la liturgia, ya sea como lectores o como portadores de las ofrendas, es un signo tangible de su inclusión en la comunidad de fe.

Acción caritativa: compartir la comida del domingo con los pobres, visitar a los enfermos y solitarios, ofrecer apoyo a los jóvenes necesitados son acciones que encarnan la caridad evangélica.

“No olvidemos que Tobi perdió la vista precisamente tras realizar un acto de misericordia”.

Todo gesto de ayuda y consuelo es un reflejo del amor de Dios.

Educación y formación

Una catequesis especial para los jóvenes, que les invite a reconocer y servir a los pobres en su vida cotidiana, siembra las semillas de una Iglesia del futuro aún más compasiva y comprometida.

“No podemos mirar hacia otro lado, porque nos impediríamos encontrar el rostro del Señor Jesús”.

Como misioneros vicencianos, ya estamos profundamente inmersos en estas prácticas. Sin embargo, el mensaje del Papa nos llama a una renovación de espíritu y de acción. Es una invitación a mirar de nuevo, y con mayor atención, a los pobres que hay entre nosotros, a reconocer a Cristo en ellos y a servirle de todo corazón.

Que en este camino hacia el Jubileo de 2025, veamos cada acto de bondad y cada momento de compartir como un paso hacia una Iglesia más viva y un mundo más justo. Que el Espíritu Santo nos guíe e inspire, para que podamos ser verdaderamente “Peregrinos de la Esperanza” en un mundo que anhela la luz del Resucitado.

 

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