La llamada de la vocación misionera

En un mundo que cambia rápidamente, la vocación misionera sigue siendo un faro de esperanza y servicio. En el corazón de este compromiso hay una confianza inquebrantable, iluminada por la guía espiritual de ‘Vita Consecrata’, la exhortación apostólica de San Juan Pablo II. Como miembros de la Congregación de la Misión, exploramos el significado más profundo de navegar por las aguas de nuestra vocación con confianza y determinación.

“A los tres discípulos extasiados llega la llamada del Padre a escuchar a Cristo, a poner en Él toda la confianza, a hacer de Él el centro de sus vidas”.

La confianza en la vocación: ancla de la vida espiritual

La vocación misionera es un ancla en la vida espiritual, un ancla de estabilidad y seguridad. Juan Pablo II, en ‘Vita Consecrata’, subraya el valor de la vida consagrada, enraizada en las enseñanzas de Cristo. Para los misioneros, esto significa abrazar la propia vocación con confianza incondicional, sabiendo que cada paso está guiado por la sabiduría divina.

Es necesario confiar en el Señor Jesús, que sigue llamando a seguirle, y encomendarse al Espíritu Santo, autor e inspirador de los carismas de la vida consagrada.

El carisma vicenciano: velas al viento del Espíritu

Los misioneros de la Congregación de la Misión, siguiendo el carisma vicenciano, somos como velas desplegadas al viento del Espíritu Santo. El Papa Francisco nos ha recordado que nuestra vida es un reflejo del amor de Cristo. Este carisma nos inspira a navegar con valentía, llevando el mensaje de esperanza y servicio a los más necesitados.

La valentía de anunciar al Señor Jesús debe ir acompañada de la confianza en la acción de la Providencia, que actúa en el mundo y que “todo lo dispone, incluso las adversidades humanas, para el mayor bien de la Iglesia”.

Alegría en la confianza: música en las olas de la vida misionera

La vida misionera, incluso con sus desafíos, resuena con la música de la alegría. La alegría nace de la confianza en nuestro compromiso y misión. Es un himno que inspira y reconforta, atrayendo a otros hacia la luz y la esperanza del Evangelio.

Así se proclama al mundo la paz que desciende del Padre, la entrega que testimonia el Hijo, la alegría que es fruto del Espíritu Santo

Superar las tormentas: confianza en la gracia de Dios

Las dificultades forman parte integrante de la navegación misionera. Sin embargo, la confianza en la gracia de Dios es nuestro timón en las tormentas, guiándonos a puerto seguro. Vita Consecrata” nos recuerda que, a pesar de las tormentas, nuestra confianza en Dios nos sostiene y fortalece.

De la fidelidad a Dios brota también la entrega al prójimo, que las personas consagradas viven no sin sacrificio en la intercesión constante por las necesidades de los hermanos, en el servicio generoso a los pobres y a los enfermos, en el compartir las dificultades de los demás, en la participación solícita en las preocupaciones y pruebas de la Iglesia.

Invitación a navegar con confianza

Nuestro llamamiento de hoy es a navegar con confianza, guiados por la estrella de “Vita Consecrata”. Concluimos con una llamada a todos los misioneros: renovad vuestra confianza en la vocación misionera. Emprended el viaje con valentía, sabiéndoos sostenidos por la gracia divina y guiados por la luz de la fe. Exploremos juntos nuevos horizontes, llevando la luz de Cristo a un mundo necesitado de esperanza.

Esta invitación es, ante todo, una llamada a perseverar en el camino de la santidad a través de las dificultades materiales y espirituales que jalonan los acontecimientos cotidianos. Pero es también una llamada a buscar la competencia en el propio trabajo y a cultivar una fidelidad dinámica a la propia misión, adaptando sus formas, cuando sea necesario, a las nuevas situaciones y a las diversas necesidades, en plena docilidad a la inspiración divina y al discernimiento eclesial.

Girolamo Grammatico
Oficina de Comunicación

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