Jesús nació y creció en condiciones humildes y reveló la dignidad de los necesitados y los trabajadores. A lo largo de su ministerio, Jesús afirmó el valor y la dignidad de todos los que son portadores de la imagen de Dios, independientemente de su condición social y circunstancias externas.
[Declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana]
¿Qué es la dignidad humana?
Con la publicación de la Declaración “Dignitas infinita” sobre la dignidad humana, el día 8 de abril de 2024 por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, la Iglesia ha mostrado una vez más su atención materna a los múltiples problemas que afectan al ser humano en su dignidad. Esta Declaración, en cierto sentido, viene a reforzar la dignidad humana, muchas veces víctima de violencias. Como en otras ocasiones, esa Declaración ya ha generado diversas opiniones entre los críticos. Para algunos, ella llega en un momento de malentendidos sobre la dignidad en el plano jurídico y filosófico, con implicaciones prácticas para la vida social[1]. Otros en efecto, reconocen que dicha Declaración recoge el pensamiento del Papa Francisco sobre el valor infinito de cada persona humana, más allá de cualquier circunstancia[2].
¿Por qué es importante esta Declaración?
Se aprecian, además, en ella, la presencia de temas como la pobreza, la situación de los emigrantes, las violencias contra las mujeres, la trata de personas, los abusos sexuales y la guerra. Temas que en cierto sentido han causado muchos daños a nuestra humanidad. Y, por consiguiente, exigen acciones concretas. Recientemente, el Papa Francisco en su encíclica “Fratelli tutti” sobre la fraternidad, hizo un llamado sobre la necesidad de prestar mayor atención a las graves violaciones de la dignidad humana. Por esa razón, invita “a todos a defenderla en cada contexto cultural, en cada momento de la existencia de una persona, independientemente de cualquier deficiencia física, psicológica, social o incluso moral”. Reconocer el carácter inalienable de la dignidad humana, señala el Santo Padre, es “condición fundamental para que nuestras sociedades sean verdaderamente justas, pacíficas, sanas y, en definitiva, auténticamente humanas”.
No obstante, si algunos ven la Declaración con esperanza, otros la consideran demasiada idealista. Ellos señalan que su aplicación, es casi imposible en el mundo real, donde las violaciones de la dignidad humana son frecuentes y los desafíos éticos son complejos. Sin embargo, no podemos ignorar que los grandes ideales pueden servir como guías importantes para la acción y reflexión ética, y pueden inspirar esfuerzos de tantos hombres y mujeres de buena voluntad para mejorar nuestra sociedad, muchas veces víctima de tantas violaciones.
Dignidad y carisma vicenciano
Ahora bien, ¿qué piensa un vicentino de esta Declaración? Un vicentino que lee, estudia y medita esta Declaración, percibirá en seguida su relación con el carisma vicentino. En efecto, la Declaración se relaciona con el carisma vicentino en su visión en la dignidad humana y la atención a los pobres y marginados. En realidad, los temas estudiados como la pobreza, la situación de los emigrantes y las violencias contra las mujeres son preocupaciones centrales del carisma vicentino. Desde que nació el carisma en el corazón de San Vicente de Paúl y asumido por hombres y mujeres de hoy, siempre ha tomado una postura activa en la defensa de los derechos humanos. Su lucha contra las violaciones ha sido constante. El compromiso con la justicia social, la creación, la defensa de la vida, el cuidado de la “casa común” es parte esencial del carisma vicentino.
Además, se dará cuenta que la insistencia de defender la dignidad inalienable de cada persona manifestada en la Declaración no es ajena al carisma vicentino. De hecho, el carisma vicentino en todo momento se ha comprometido a través de sus centros educativos y programas de formación inclusiva a promover la conciencia sobre los derechos y la dignidad humana. Valora y reconoce la importancia de la acción política y social en la lucha por los derechos humanos y no se limita exclusivamente a la caridad asistencial. La Declaración aborda la dignidad humana “más allá de toda circunstancia”, lo cual resuena con la misión vicentina de ver el rostro de Cristo en los más pobres (cf. XI, 725). Según el carisma vicentino, los pobres son sacramentos de la presencia de Cristo. Por eso “el que sirve a los pobres, sirve a Jesucristo.” Por esta razón, los vicentinos sirven a los pobres con respeto, con devoción, con dulzura y con cordialidad, porque representan a la persona de Cristo.
¿Cuál es el objetivo de la Declaración?
Una finalidad de esta Declaración es llegar a influir positivamente en el ámbito social y político, promoviendo una comprensión cristiana de la dignidad humana que tenga implicaciones prácticas para la vida social. Finalidad que el carisma vicentino ha asumido, comprometiéndose con la transformación social y política en defensa de los derechos humanos. En la actualidad, varios miembros de la Familia Vicentina están colaborando con organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para amplificar su impacto en la defensa de los derechos humanos. Son muchas las acciones que reflejan el compromiso del carisma vicentino con la promoción de la dignidad humana y la lucha contra las violaciones de los derechos humanos. Todos estos compromisos, en cierto sentido, están en continuidad con su misión de servir a los más pobres y marginados.
De la Declaración Infinita a la Misión Vicenciana
El carisma vicentino, en su esencia, está en sintonía con la Declaración “Dignitas infinita”. Los trabajos que realizan a favor a los pobres se alinean con los principios y llamados a la acción presentes en esa Declaración. Por cierto, el valor de “Dignitas infinita” viene a reforzar el compromiso de la Familia Vicentina con la promoción de la dignidad humana y la justicia social. También, desafía a esa familia a encontrar nuevas respuestas a los problemas contemporáneos de la dignidad humana. Más que nunca, la Familia Vicentina está llamada a defender ese valor siempre y en todo contexto, haciendo hincapié en los no nacidos, migrantes y todos a quienes sus derechos son vulnerables[3]. Es una oportunidad para que nuestro carisma se innove. Es decir, buscando formas innovadoras de servir y responder a los signos de los tiempos. “Dignitas infinita” puede servir como un llamado a revitalizar el carisma vicentino.
En conclusión, se puede afirmar que el carisma vicentino y “Dignitas infinita” comparten una visión común de la dignidad humana y un compromiso con los más pobres, los más vulnerables y los abandonados, buscando un mundo más humano, justo y caritativo. Desde luego, es valioso para un vicentino leer esta Declaración. Ella ofrece una comprensión del concepto dignidad de la persona humana dentro de la antropología cristiana, lo cual es fundamental para entender la visión de la Iglesia sobre el valor intrínseco de cada individuo[4]. Además, el documento resalta cómo la dignidad humana tiene implicaciones beneficiosas en los ámbitos social, político y económico[5]. La Declaración aborda temas actuales y de mucho interés. En realidad, la lectura de este documento puede contribuir al enriquecimiento de la fe. Puede consolidar, además, los rasgos esenciales del carisma vicentino.
Así pues, valientes vicentinos, tomen y lean la Declaración “Dignitas infinitas”. Ella “es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento, y manantial del amor.” (Rubén Darío).
P. Jean Rolex, CM
[1] Laferriere, J.N. (2024). La Declaración “Dignitas infinita” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: contexto, objetivos y algunos ejes de lectura. Recuperado de https://centrodebioetica.org.
[2] Religión Digital (2024). La dignidad humana es la base del humanismo social del Papa Francisco. Recuperado de https://www.religiondigital.org.
[3] Ibid.,
[4] Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe “Dignitas infinita” sobre la dignidad humana. Recuperada de https://press.vatican.va/.
[5] Ibid.,